Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, es el joven peruano de 20 años cuyo rostro es, por estas horas, el más temido en Argentina. Está acusado de ser la mente detrás del triple femicidio que sacudió a Florencio Varela, en Buenos Aires: Morena Verdi (20), Brenda del Castillo (20) y Lara Gutiérrez (15), víctimas de una macabra tortura y ejecución que dejó perplejo incluso al mundo narco.
Capturan al narco peruano Pequeño J, presunto autor de barbarie y asesinato de 3 mujeres en Argentina
Martes 30 Septiembre, 2025 | 21:57
El pasado martes 7 de octubre, en un operativo conjunto entre la Policía Nacional de Perú y la Bonaerense de Argentina, el Pequeño J fue hallado en Pucusana, unos 70 kilómetros al sur de Lima, escondido en la cabina de un tráiler que transportaba pescado hacia la capital peruana.
El viaje había comenzado días antes, cuando el criminal cruzó desde Bolivia por Desaguadero. Pasó por Puno, Arequipa y Chala, hasta intentar perderse en la capital peruana. Su destino final, creen los investigadores, era Trujillo, el mismo distrito donde creció su familia marcada por la miseria y la sangre.
Hijo de Jahnzen Valverde Rodríguez, ejecutado en 2018 por un sicario, Pequeño J creció bajo el influjo de un padre que veneraba a los capos narcos como modelo de vida. De hecho, en las redes sociales, Jahnzen se hacía llamar “Pablo Emilio Escobar”. El apodo del joven vino por partida doble: “Pequeño J” por la inicial de su padre, y “Tony” por Tony Montana, el mafioso de Scarface.
La organización a la que respondía, llamada “Los Injertos de Nuevo Jerusalén”, ya era conocida por su extenso prontuario. Los tíos de Tony, Manuel David y Luis Alan Valverde Rodríguez, también figuraban en los registros policiales.
En Facebook y TikTok, el joven había mostrado su sello: tiros al aire, motos, chicas adolescentes tratadas como novias y frases como “Toda la vida de bandido”.
“Nosotros no matamos a nadie”
Al ser detenido, Pequeño J negó la autoría del triple crimen frente a la prensa peruana: “Nos están echando la culpa. Nosotros no matamos a nadie. Tienen que encontrar al culpable. Yo no tengo nada que ver”.
El dato que sorprendió a los investigadores fue su torpeza. “Ni el chip le había cambiado. Una cosa muy rudimentaria”, explicó la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich. “El número era el mismo que un testigo había aportado a la Justicia. Algo muy poco profesional para un narco”.
El error que delató en Perú al presunto autor del triple femicidio que conmociona a Argentina
Miércoles 01 Octubre, 2025 | 15:11
Su mano derecha, el argentino Matías Agustín Ozorio (28), había caído también en Perú horas antes. La conexión entre ambos permitió cerrar el cerco. Hoy, son nueve los detenidos y aún restan al menos dos prófugos.
El tercer nombre es el de Ariel Giménez (29), acusado de hacer el pozo y enterrar los cuerpos de Brenda, Morena y Lara en la casa del horror de Florencio Varela. En tanto, Florencia Ibáñez (40) ofreció apoyo logístico a su tío, Víctor “El Tartamudo” Sotacuro Lázaro, el chofer que trasladó a las jóvenes en una Volkswagen blanca la noche de los asesinatos. Gracias a su declaración judicial, ambos aportaron la información clave para dar con Ozorio y el Pequeño J.
Los restantes sospechosos detenidos son dos parejas, una propietaria de la casa y otra encargada de limpiar la escena del crimen: Celeste González Guerrero (28), Miguel Ángel Villanueva Silva (25), Daniela Iara Ibarra (19) y Maximiliano Andrés Parra (18).
La acusación contra Pequeño J y sus cómplices es contundente: “triple homicidio calificado por concurso premeditado de dos o más personas, alevosía, ensañamiento y violencia de género”. Se espera la resolución de su extradición en las próximas semanas.
Transmitidas en vivo: las torturas que acabaron con las vidas de Brenda, Morena y Lara
Los forenses confirmaron que Brenda, Morena y Lara fueron brutalmente golpeadas, apuñaladas y sometidas a torturas inhumanas.
La primera joven mencionada recibió puntazos en el cuello, fracturas en la cabeza y una evisceración postmortem. Morena, su prima, tenía lesiones faciales y luxación cervical. Lara, la menor de 15 años, fue la más castigada: amputación de dedos, mutilación de oreja, quemaduras y degüello.
“El móvil fue disciplinatorio, fue para construir una imagen terrorista por parte del líder de la organización”, afirmó el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Javier Alonso. La hipótesis es que el crimen respondió a un ajuste de cuentas narco por el robo de cocaína concretado por una de las chicas asesinadas.
El horror que cada uno sufrió llegó a transmitirse en vivo en un grupo cerrado de Zangi, red social de mensajería usada por organizaciones dedicadas al narcotráfico como el Tren de Aragua. Testigos aseguran que Pequeño J pronunció allí su sentencia: “Así le va a quien me roba”.
Tras ser ultimadas, las adolescentes fueron enterradas bajo nylon y cloro en el patio de la casa de Florencio Varela. “Estaban muy bien enterradas. Si no hubiera sido por el testimonio de Celeste Guerrero (la mujer detenida), nuestros perros no las habrían encontrado”, admitió el ministro Alonso.
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